28 jun 2015

LA QUE SE VIENE


La Aurora, en Benito Juárez


Parte 1


La alianza entre productor y agrónomo, y un nuevo paradigma sobre cómo independizarse del modelo transgénico para hacer agricultura sana.

El productor Juan Kiehr y el ingeniero Eduardo Cerdá organizaron un esquema agroecológico de producción, con mejores resultados que los campos dependientes de insumos de las corporaciones agroquímicas.

Implantes mamarios fondos buitres precio de los jugadores de fútbol guerras sin tregua concursos de cocina internas políticas divorcio en la farándula torturas para la paz premios instantáneos homicidios por bicicletas virus asesino tráfico de efedrina mes del niño pedófilos abusadores minería a cielo abierto boliches con prostíbulos despidos en cuotas todo para tu hogar editoriales apocalípticos beneficios exclusivos incertidumbre global tratamientos de belleza noticias verdaderas y falsas y avisos y operaciones de prensa y palabras palabras palabras.

Allí, junto a un tractor está Juan Kiehr, 71 años, manos grandes de trabajar en el campo, botas de cana alta, sombrero de ala corta, productor agropecuario que concibió un proyecto casi épico a esta altura de la historia: vivir tranquilo.  Si se levanta la vista del diario, el paisaje desde la ventanilla del micro es un océano de campos sojeros que se cruza a 90 km por hora por la Ruta 3, hasta que se llega a Benito Juárez, 15.000 habitantes, Capital de la Amistad, 400 kilómetros al sur de Buenos Aires. Y luego a un campo de 650 hectáreas llamado La Aurora. Otro paisaje y otras palabras.

La 4x4 y la F100


Juan Kiehr es nieto de daneses, cordial, hospitalario y con tendencia a la perseverancia: se casó una sola vez, hace más de 40 años, con la suiza Erna Klöti, tiene dos hijas, y no anda en una vulgar 4x4, sino en su F100 que cumplió 47 años y una cantidad incierta de mundos recorridos, ya que hace mucho se le rompió el cuentakilómetros. “Y si tengo que viajar uso el Mégane, que es una joyita.

En la F100 llegamos a una loma desde la que se ve el campo en perspectiva. Cuenta con su voz cascada y Serena: “Esto era de mi padre. Yo me hice cargo en 1981 cuando el falleció. Los primeros años seguí un poco la corriente, como cualquier productor. Pero el tiempo, sobre todo en los últimos 15 a 20 años, me mostró lo que producen los agro tóxicos en el suelo, y eso sumado a las estadísticas de lo que se usa en Argentina, es una cosa escalofriante”.

No habla para convencer a nadie, solo cuenta su experiencia. Pensé: no quiero dejarle un cadáver a los que me sucedan. Quiero que este campo quede tan bien o mejor que como lo encontré. No me sumo a ese modo de trabajar.


Otro programa de acción: “Tengo como una alergia psicológica a trabajar con venenos. No es que tenga miedo a manejarlos, pero veo lo que le hacen al suelo y al agua, cosas muy difíciles de recomponer. Y yo estaba aquí con mi familia. No quería eso para el lugar en el que vivimos”.

Algo más: “Para colmo, todos esos productos son carísimos. Y como van perdiendo su efecto, tener que usar cada vez más. Empezaron con 2 litros por hectárea, y ya están en 12 ö 14.0 sea: gastar más, envenenar más, para obtener lo mismo”.
Juan tenía otro sueño resbaladizo: vivir, en lo posible, sin sobresaltos económicos. “Que a la familia no le falte. Uno trabaja todo lo que puede porque es el rol de la paternidad con responsabilidad, digo yo. No es decir: me voy a pescar y que se arreglen”.

Corazón + rentabilidad


Rumiaba Juan sus proyectos cuando su camino se cruzó con el de un ingeniero agrónomo, Eduardo Cerdá, que desde 1990 asesoraba a varios productores de la zona organizados como cooperativa. El grupo se fue desmantelando por distintas razones, fallecimientos (cáncer), miradas diferentes sobre cómo trabajar el campo. Desde 1997, poco después de la apertura menemista al modelo transgénico El productor Juan Kiehr y el ingeniero agrónomo Eduardo Cerdá organizaron un esquema agroecológico de producción, con mejores resultados que los campos dependientes de insumos de las corporaciones agroquímicas vía aprobación del uso del glifosato solicitada por Monsanto, Eduardo se convirtió en asesor de Juan.

Cerdá había estudiado en La Plata, donde conoció al ingeniero agrónomo Santiago Sarandón, profesor de la Cátedra de Cereales, de la que Cerdá fue adjunto. Sarandón (MU de julio) venia tratando de encontrarle un sentido a su carrera, más allá del estereotipo de una agronomía reducida a aplicar recetas y recomendar productos químicos, y creó la primera cátedra de Agroecología del país, ciencia que combina la agronomía con la ecología.
Definición técnica:Agroecología es la aplicación de conceptos y principios ecológicos en el diseño y la gestión de agro ecosistemas sostenibles. La agroecología aprovecha los procesos naturales de las interacciones que se producen en la finca con el fin de reducir el uso de insumos externos y mejorar la eficiencia biológica de los sistemas de cultivo.
Los insumos externos son los herbicidas, plaguicidas, fertilizantes y demás inventos de la industria química, que crearon la superstición de que es imposible trabajar sin su uso masivo, sumado a los cultivos transgénicos como soja, maíz, colza, girasol, algodón y arroz.

Cerdá venía con este equipaje de ideas sobre la agroecología que hacia fines de los 90 chocaba con un territorio cada vez más inundado de fumigaciones masivas y monocultivo de soja transgénica. “El argumento de la agroecología era teórico, pero no adaptado a situaciones productivas concretas, sobre todo en esta zona.”

En la zona, a Juan le fertilizaban la desconfianza: “Venían ingenieros agrónomos que en realidad son vendedores de productos. A lo mejor no tienen otra alternativa que esa, pero al productor lo endulzan, lo llevan de la nariz como a una vaca de exposición, le regalan una gorrita, le hablan de tecnología de punta para vender productos y maquinarias, todo un aparato propagandístico que se ve en Chacra o Clarín Rural (folletería de venta libre). Abre sus manos: “Uno es un agricultor, no un explotador agropecuario. Pero es como una vorágine que le quieren hacer sentir: estás en la tecnología que te venden, o sos un pobre atrasado. No quiero acusar a nadie por lo que hace, pero no es cierto que eso sea lo único ni lo mejor que hay. Y además, ¿quién es el que se beneficia en serio? ¿El productor, o las empresas que fabrican y publicitan todo eso?”

A nivel nacional, la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (CASAFE) señaló que el consumo de pesticidas aumentó 858% en las últimas dos décadas, la superficie cultivada solo en un 50% y el rendimiento de los cultivos un 30% (dato de la Red Universitaria de Ambiente y Salud). El negocio que encabezan corporaciones como Syngenta, Bayer y Monsanto significó la aplicación de 317 millones de litros de pesticidas en Argentina durante la campaña 2012/13 (200 millones de glifosato), con una facturación de 2.381 millones de dólares.

En La Aurora, en cambio, había recorridas por los lotes en la F100, charlas que armonizaban con lo que Cerdá traía de la facultad con lo que Kiehr sabía del suelo. No fue un cambio de un día para el otro, sino de una vida para la otra. El campo se fue rediseñando agroecológicamente, con gente capaz de tener el corazón, la cabeza y los pies en la tierra.

El corazón, porque es el campo familiar que Juan heredo, ama, y que dejará a los suyos.

La cabeza, para pensar cómo gestionarlo de un modo que no empobrezca o mate el suelo, ni sea un peligro para los ser.es vivos, incluyendo a los humanos.
Y los pies en la tierra, para que ese trabajo valorice el campo en lugar de vampirizarlo, y permita una producción que, además, sea eficiente y rentable.

Solo queda pendiente un pequeño detalle: ¿cómo se hace?

Continúa abajo


Texto: tomado de Revista Mu de agosto 2014, páginas 12 y 13.
Fotos: Revista Mu de agosto 2014; Ing. Eduardo Cerdá
Traducción al alemán: Ruth Schwittay

WAS DA KOMMT


La Aurora, in Benito Juárez


Das Bündnis zwischen Landwirt und Agronom, und dazu ein neues Paradigma, hinsichtlich des vom Transgenmodell unabhängig zu werden für eine gesunde Landwirtschaft.

1. Teil 

Der Landwirt Juan Kiehr und der Ingenieur Eduardo Cerdá haben ein agroökologisches Produktionsschema organisiert, mit besseren Resultaten als die von den Inputs der agrochemischen Konzerne abhängigen Felder.

Brustimplantate Geierfonds Fußballspielerpreise pausenlose Kriege Kochwettbewerbe politische Machtkämpfe Scheidungen im Showbusiness Folter für den Frieden Sofortgewinne Totschlag für Fahrräder Mörderviren Ephedrin-Handel Monat des Kindes pädophile Verführer Tagebau Tavernen mit Bordellen Entlassungen in Raten alles für dein Heim apokalyptische Leitartikel exklusive Vorteile globale Ungewissheit Schönheitsbehandlungen wahre und falsche Nachrichten und Mitteilungen und Presseaktionen und Worte, Worte, Worte und noch mehr Worte.

Dort, neben einem Traktor, steht Juan Kiehr, 71 Jahre alt, große Hände von der Arbeit auf dem Feld, hochschaftige Stiefel, Hut mir schmaler Krempe, ein Landwirt, der ein an diesem Punkt der Geschichte fast episches Projekt konzipiert hat: in Ruhe zu leben. Wen man den Blick von der Zeitung erhebt, ist die aus dem Busfenster zu sehende Landschaft ein Ozean von Sojafeldern, an denen man mit 90 km pro Stunde auf der Landstraße 3 vorbeifährt, über die man nach Benito Juárez, 400 Kilometer südlich von Buenos Aires, 15.000 Einwohner, Hauptstadt der Freundschaft genannt, gelangt. Und dann Ländereien von 650 Hektar, La Aurora genannt. Eine andere Landschaft und andere Worte.

Der 4x4-LKW und der F100
Juan Kiehr ist Enkel von Dänen, herzlich, gastfreundlich und ausdaueranfällig: Er hat nur einmal geheiratet, vor mehr als 40 Jahren, mit der Schweizerin Erna Klöti, hat zwei Töchter, und fährt keinen Allradantrieb-LKW, sondern seinen F100, der schon 47 Jahre alt geworden ist und eine ungewisse Reihe von zurückgelegten Welten, es ist schon lange her, dass der Kilometerzähler kaputt ist. „Und wenn ich verreise, benutze ich den Mégane, das ein richtiges Schmuckstück ist.“

Mit dem F100 kommen wir auf eine Höhe, von der aus man das Feld in Perspektive sehen kann. Mit seiner etwas brüchigen und ruhigen Stimme erzählt er: „Dies gehörte meinem Vater. Ich habe es 1981 übernommen, als er starb. Während der ersten Jahre bin ich mit dem Strom geschwommen, wie irgendein Landwirt. Aber die Zeit, besonders während der letzten 15 bis 20 Jahren, hat mit gezeigt, was die Pestiziden dem Boden antun, und dies zusammen mit den Statistiken von dem, was in Argentinien benutzt wird, ergibt eine beängstigende Sache.“

Er möchte niemand überzeugen, er erzählt nur seine Erfahrungen. Ich dachte mir: Ich will meinen Nachfolgern keine Leiche zurúcklassen. Ich möchte diese Felder genau so o noch besser als ich sie vorgefunden habe überlassen. Ich mache mit dieser Arbeitsart nicht mehr mit.

Ein anderes Aktionsprogramm: „Ich habe eine psychologische Allergie gegen das Arbeiten mit Giftstoffen. Nicht, dass ich Angst hätte, sie zu handhaben, aber ich sehe, was sie mit dem Boden und dem Wasser anstellen, alles nur schwer wieder herzustellen. Und ich befand mich hier mit meiner Familie. Ich wollte dies nicht für den Ort an dem wir leben.“

Und noch etwas: „Dazu kommt, dass all diese Produkte sehr teuer sind. Und da sie allmählich ihre Wirkung verlieren, muss immer mehr angewandt werden. Begonnen wurde mit 2 Liter pro Hektar, und jetzt sind es schon 12 oder 14. Also: Mehr ausgeben, mehr vergiften, um immer dasselbe zu bekommen.“
Juan hatte noch einen etwas schlüpfrigen Traum: Möglichst ohne wirtschaftliche Engpässe zu leben. „Dass der Familie nichts fehle. Man arbeitet so viel man kann, denn es ist die Roller einer verantwortungsvollen Vaterschaft, meine ich. Es geht nicht darum, zu sagen: Ich gehe angeln und sollen sie doch sehen, wie sie fertig werden.“

Herz + Rentabilität


Juan knobelte an seinen Projekten, als er einem Ingenieur der Agrarwissenschaften über den Weg lief, Eduardo Cerdá, der seit 1990 mehrere als Genossenschaft organisierte Landwirte der Umgebung beriet. Die Gruppe brach aus verschiedenen Gründen nach und nach auseinander, Todesfälle (Krebs), unterschiedliche Ansichten über die Arbeit auf dem Feld. Seit 1997, kurz nach der menemistischen Öffnung für das transgene Modell, organisierten der Landwirt Juan Kiehr und der Ingenieur in Agrarwissenschaften Eduardo Cerdá ein agroökologisches Produktionsschema, mit besseren Resultaten als die von den Inputs der agrochemischen Konzernen abhängigen Feldern, mittels der von Monsanto beantragten Genehmigung der Anwendung des Glyphosats, wurde Eduardo Juans Berater.

Cerdá hatte in La Plata studiert, wo er den Ingenieur in Agrarwissenschaften Santiago Sarandón kennen lernte, Professor des Lehrstuhls für Getreide, von dem Cerdá Hilfsdozent wurde. Sarandón (Siehe Juliausgabe von MU) war auf der Suche, einen Sinn für seine Karriere zu finden, der über das Stereotyp einer auf eine die Anwendung von Rezepten und das Empfehlen von chemischen Produkten reduzierte Landwirtschaftskunde hinaus ging, und schuf den ersten Lehrstuhl für Agroökologie im Land, eine Wissenschaft, die Agronomie und Ökologie miteinander verbindet.
Technische Definition:
 Agroökonlogie ist die Anwendung ökologischer Konzepte und Grundlagen bei der Gestaltung und dem Management von nachhaltigen Agro-Ökosystemen. Die Agroökologie nutzt die natürlichen Prozesse der Interaktionen auf dem Anwesen, mit dem Ziel, die Anwendung von externen Inputs zu vermeiden und die biologische Effizienz der Anbausysteme zu verbessern. 
Die externen Inputs sind die Herbiziden, Pestiziden, Düngemittel und sonstige Erfindungen der Chemie-Industrie, die den Aberglaube geschaffen haben, es sei unmöglich ohne ihre massive Anwendung zu arbeiten, wozu dann noch die GM-Bepflanzungen von Soja, Mais, Raps, Sonnenblumen, Baumwolle und Reis kommen.
Cerdá kam mit diesem Gepäck von Ideen über die Agroökologie an, die gegen Ende der 90er Jahren mit einem immer mehr vom massiven Besprühen und der Soja-Monokultur überschwemmten Land aufeinander prallte. „Das Argument der Agroökologie war von theoretischer Art, aber nicht konkreten produktiven Situationen angepasst, besonders in dieser Zone.“

In der Zone feuerten sie Juans Misstrauen an: „Es kamen Agronomen, die in Wirklichkeit Produktanbieter waren. Vielleicht haben sie keine andere Möglichkeit als diese, aber sie versüßten dem Landwirt die Sache, sie führten ihn an der Nase herum, wie man einen Ochsen zur Ausstellung führt, sie schenken ihm ein Mützchen, reden von Spitzentechnologie auf ihn ein, um ihm Produkte und Maschinen anzudrehen, ein großer Werbeapparat, so wie er in Chacra oder Clarin Rural (frei zu kaufende Hefte) zu finden ist. 

Er zeigt seine offenen Hände: „Man ist ein Bauer, nicht ein landwirtschaftlicher Ausbeuter. Aber es ist wie ein Strudel, in den man hineingezogen werden soll: du bist mit der Technologie, die sie dir verkaufen, oder du bist ein armer Zurückgebliebener. Ich möchte niemand, für das, was er macht, bezichtigen, aber es ist nicht wahr, dass dies ist weder das Einzige noch das Beste, was man tun kann. Und außerdem, wer profitiert eigentlich wirklich davon? Der Landwirt oder die Unternehmen die all das herstellen und bewerben?“

Auf nationaler Ebene wies die Kammer für Landwirtschaftliche Gesundheit und Düngemittel [Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (CASAFE.)] darauf hin, dass der Konsum von Pestiziden um 858 % in den letzten zwei Jahrzehnten gestiegen ist, die angebaute Oberfläche aber nur 50 % und die Ernteergebnisse um 30 % (Daten des Universitätsnetzwerk für Umwelt und Gesundheit [Red Universitaria de Ambiente y Salud]). Das von Konzernen wie Syngenta, Bayer und Monsanto angeführte Geschäft bestand aus dem Einsatz in Argentinien von 317 Millionen Liter Pestiziden während der Kampagne 2012/2013 (200 Millionen von Glyphosat), mit einem Umsatz von 2.381 Millionen US Dollar.

Auf La Aurora dagegen gab es Rundfahrten in der F100, Gespräche, die das, was Cerdá von der Fakultät mitbrachte, mit dem, was Juan vom Boden wusste harmonisierten. Es war kein Wechsel von einem Tag zum anderen, sondern von einer Lebensweise zu einer anderen. Die Felder wurden landwirtschaftlich neu gestaltet, mit Menschen, die in der Lage sind, das Herz, den Kopf und die Füße auf der Erde zu haben.

Das Herz, weil es das familiäre Feld war, das Juan geerbt hat, liebt und den Seinen zurück lassen wird.

Der Kopf, um darüber nachzudenken, wie es am besten verwaltet, damit der Boden weder ausgelaugt oder abgetötet wird, noch eine Gefahr für die Lebewesen darstellt, inklusive die Menschen.

Und die Füße auf der Erde, damit diese Arbeit das Feld aufwertet, statt es zu verteufeln, und stattdessen eine Produktion ermöglicht, die außerdem effizient und rentabel ist.

 Es fehlt also nur noch ein kleines Detail: Wie macht man so etwas?

Weiter unten

Text: aus derZeitschrift „Mu. El periódico de lavaca“, August 2014.
Fotos: „Mu. El periódico de lavaca“, August 2014; Ing. Eduardo Cerdá.
Übersetzung ins Deutsche: Ruth Schwittay

LA QUE SE VIENE


La Aurora, en Benito Juárez


Parte 2


Un establecimiento agroecológico bonaerense muestra sus cultivos, su ganadería y sus resultados.

El productor Juan Kiehr y el ingeniero Eduardo Cerdá organizaron un esquema agroecológico de producción, con mejores resultados que los campos dependientes de insumos de las corporaciones agroquímicas.

Republica Transgentina


La Aurora aparece como caso de estudio en uno de los libros más interesantes y revulsivos del momento, aún no publicado pero que puede ser descargado gratuita y libremente de Internet googleando: Agroecología: bases teóricas para el diseño y manejo de agro ecosistemas sustentables. Lo edito la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad de La Plata, escrito por el ingeniero agrónomo Santiago Sarandón y su colega Claudia Flores, con aportes de otros profesionales.


O sea: un trabajo científico y técnico que estudia la producción, describe nuevos paradigmas para comprender la situación rural, y traza propuestas. Por ejemplo, el Capítulo 1 se llama: La insustentabilidad del modelo agrícola actual.
Plantea entre otros problemas:

- La dependencia agroquímicos (insecticidas, herbicidas, fungicidas, fertilizantes).
- Contaminación de alimentos, aguas, suelos y personas por pesticidas y productos derivados del uso de fertilizantes sintéticos.
- Desarrollo de resistencia a los plaguicidas de ciertas plagas y patógenos.
- Perdida de la capacidad productiva de los suelos, debido a la erosión, degradación, salinización y desertificación.
- Perdida de nutrientes de los suelos.
- Pérdida de biodiversidad.
- Contribución al calentamiento global y disminución de la capa de ozono.
- No ha solucionado el problema de la pobreza rural.

El ultimo capitulo está dedicado a La Aurora, y fue escrito por Sarandón y Flores junto al propio Eduardo Cerdá, en su doble condición de agrónomo y asesor del Campo de Juan Kiehr. Allí se explica la situación pampeana, donde se reemplazó a la ganadería por la agricultura dependiente de insumos tóxicos, se incrementaron los costos y eso expulso a productores de escala intermedia de tipo familiar: en 20 años, la cantidad de establecimientos agrícolas se redujo a la mitad en la región, concentrando en pocas manos la propiedad de la tierra. Con ese paisaje, vuelve la pregunta: ¿cómo hicieron para concretar un modelo sin agro tóxicos y eficiente, que ahora describen hasta los libros científicos?


El arte de rediseñar


La casa es amplia, bella, cálida. No es “estilo campo”, sino estilo Juan-Erna. Hay muebles de madera quo se trajeron del Chaco, un living con bibliotecas y recuerdos familiares, LCD y reproductor de Videos, una salamandra para pasar el invierno, una gran cocina comedor por la cual a estos lugares se los llama hogar. Hay una segunda casa para los huéspedes. Juan habla orgulloso de sus hijas; Teresa es médica y Sara fisioterapeuta.  Ambas casadas, le han dado 3 nietos. Sara vive en Alemania, donde la familia suele visitarla todos los años. Aporte casi pictórico sobre el campo: “Estoy rodeado por explotaciones sojeras. Es toda una naturaleza muerta. No hay ni pájaros”.

Mientras Juan ceba el mate, cuenta el ingeniero Cerdá: “La clave surgió del intercambio con Juan sobre el diseño de la producción, Por ejemplo, habia mucho girasol, pero Juan propuso cambiarlo”. Kiehr: “Lo hicimos durante años con herbicidas preemergentes (previos a que crezca el cultivo). Pero dejaban el suelo polvoriento, raro. Después había babosas y había que fumigar otra vez, y otra más por las malezas, y después por plagas como la isoca, hasta que dije: basta. Decidí volcarme más a la ganadería”. La Aurora tiene 297 hectáreas para agricultura, y 334 (cerros y bajos) más aptas para el ganado.

Eliminaron el girasol y comenzaron un trabajo de consolidación de lo ganadero (haciendo cría y además invernada), como base para relanzar así la producción agrícola, pero sin agro tóxicos. Cerdá: “La ganadería no dejaba tanta plata como la agricultura, pero servía como una gran base y complemento para pasar a tener una producción de trigo, avena, cebada y sorgo, no dependiente de los insumos”.

Esquema y logros


La agroecología aplicada a La Aurora, en pocos trazos:
• La ganadería sana, libre, alimentada a pastos naturales, con terneros que llegan a 500 kilos y se venden como novillos de exportación, alimenta el suelo con bosta y orín. Hay entre 600 y 700 cabezas. Juan instaló estratégicamente 25 bebederos (donde los animales bostean naturalmente) para cubrir la superficie del campo.
• El suelo así se fortalece, se enriquece, se fertiliza y conserva mejor la humedad y los nutrientes. Detalla: así como un feedlot voltea por el olor a podredumbre sobre el que viven los animales, en La Aurora jamás hay olor a bosta.
• Las plantaciones sobre esos suelos se hacen con cultivos asociados, leguminosas como el trébol rojo, que evitan el nacimiento de malezas y fijan el nitrógeno, nutriente fundamental del suelo. Así el policultivo evita, desde 2001, que compren fertilizantes como la urea.
El suelo nutrido y vital, sumado a sistemas que permiten el hábitat natural de insectos que, además, aportan beneficios al ecosistma, anula la necesidad de herbicidas, fungicidas, insecticidas y gertilizantes químicos.

Todo esto es más fácil escribirlo que hacerlo, pero el resultado (ver el gráfico) es que sin contar las ganancias ganaderas, por la agricultura Juan obtiene casi el mismo rendimiento que los campos vecinos (un 10% menos), pero el gasto es menor: 300 dólares menos por hectárea en el caso del trigo. En las 80 hectáreas que está cultivando en estos días, este ahorro representa 24.000 dólares, y salva al suelo, al agua y a todos de los diluvios de venenos cada vez más inútiles, y de químicos que fertilizan poco y mal: solo dos o tres de los nutrientes, contra los 16 del proceso natural de La Aurora. AI faltar esos nutrientes la planta está débil (aunque drogada por los fertilizantes) y así se convierte en víctima de hongos y enfermedades, que obligan a usar más fungicidas y químicos, calesita eterna que beneficia ya se sabe a quiénes.

 Juan Kiehr evita todo eso, cubre sus costos velozmnte, gasta menos, obtiene prácticamente lo mismo, pero sano y sin estimulantes artificiales, y tiene una ganancia mayor (762 dólares por ha contra 549 de los convencionales), además de un mayor retorno: el campo le devuelve 5,15 dólares por cada ólar invertido, contra 1,13 que recupera el productor convencional. 


Cerdá: “Si el sistema trabaja con transgénicos y agro-tóxicos, es por su enorme ineficiencia y porque reina una lógica empresarial, desnaturalizada, yo diría que como la del drogadicto, basada en la química y la plata. Nosotros apuntamos a una agricultura con salud, que restablezca los procesos biológicos, no degrade los recursos y tenga eficiencia en la producción. Esto es una mirada de independización, de no quedar atado a un modelo que in toxica y empobrece”.

Final en:

Texto: tomado de Revista Mu de agosto 2014, páginas 12 y 13.
Fotos: Revista Mu de agosto 2014; Ing. Eduardo Cerdá

Traducción al alemán: Ruth Schwittay


WAS DA KOMMT


La Aurora, in Benito Juárez

2. Teil 

Ein agroökologischer Betrieb in der Provinz Buenos Aires zeigt seine Anpflanzungen, seine Viehzucht und seine Resultate.
Der Landwirt Juan Kiehr und der Ingenieur Eduardo Cerdá haben ein agroökologisches Produktionsschema organisiert, mit besseren Resultaten als die von den Inputs der agrochemischen Konzerne abhängigen Felder.

Republik Transgentinien


La Aurora erscheint als eine Fallstudie in einem der interessantesten und umwerfendsten Büchern dieser Zeit, das zwar noch nicht veröffentlicht ist, aber unentgeltlich und frei von Internet heruntergeladen werden kann, indem Agroökologie gegoogelt wird: Bases teóricas para el diseño y manejo de agro ecosistemas sustentables [Theoretische Grundlagen zur Gestaltung und Handhabung von nachhaltigen Agro-Ökosystemen]. Es wurde von dem Agraringenieur Santiago Sarandón und seine Kollegin Claudia Flores mit Beiträgen von anderen Spezialisten vom Fach  geschrieben und von der Fakultät für Agrarwissenschaften und Forstwirtschaft der Universität La Plata herausgegeben.

Also: Eine wissenschaftliche Arbeit, die Produktionen untersucht, neue Paradigmen beschreibt, um die landwirtschaftliche Situation zu verstehen, und die neue Vorschläge aufzieht. Zum Beispiel heißt das 1. Kapitel: La insustentabilidad del modelo agrícola actual [Die Nicht-Nachhaltigkeit des aktuellen Agrarmodells].

Unter anderen, wird Folgendes aufgeworfen:
- Die agrochemische Abhängigkeit (Insektizide, Herbizide, Fungizide, Düngemittel).
- Kontamination von Lebensmitteln, Wasser, Boden und Menschen durch Pestiziden und den durch Verwendung synthetischer Düngemitteln entstandenen Produkten.
- Entwicklung von Pestizidresistenz bestimmter Schädlingen und Krankheitserreger.
- Verlust der Produktionskapazität des Bodens durch Erosion, Abbau, Versalzung und Wüstenbildung.
- Verlust von Bodennährstoffen.
- Verlust der Artenvielfalt.
- Beitrag zur globalen Erwärmung und verringerter Ozonschicht.
- Es hat das Problem der ländlichen Armut nicht gelöst.

Das letzte Kapitel ist dem Gut La Aurora gewidmet, und es wurde von Sarandón und Flores, zusammen mit eben Eduardo Cerdá in seiner doppelten Eigenschaft als Agronom und Berater für Juan Kiehrs Felder. Dort wird die Situation der Pampa erklärt, wo die Viehzucht, von der von giftigen Inputs abhängigen Landwirtschaft abgelöst, die Kosten erhöht und somit die mittleren Unternehmen familiärer Art vertrieben wurden: In 20 Jahren verringerte sich in der Region die Menge der landwirtschaftlichen Unternehmen um die Hälfte, und der Landbesitz konzentrierte sich in wenigen Händen.

Vor diesem Hintergrund wird die Frage wieder aufgeworfen: Was wurde gemacht, um ein effizientes Modell ohne Pestizide zu ralisieren, das jetzt sogar in wissenschaftlichen Büchern beschrieben wird? 

Die Kunst der Umgestaltung


Das Haus ist geräumig, schön, einladend. Es weist keinen Landhausstil auf, sondern einen Juan-Erna-Stil. Es gibt dort Holzmöbel, die sie aus dem Chaco mitgebracht haben, ein Wohnzimmer mit Regalen und Familienerinnerungen, LCD und Videoplayer, einen Dauerbrenner für den Winter, eine große Wohnküche, weswegen diese Orte Heim genannt werden. Es gibt ein zweites Haus für die Gäste. Juan spricht stolz von seinen Töchtern: Teresa ist Ärztin und Sara Physiotherapeutin. Beide sind verheiratet, haben ihm drei Enkel geschenkt. Sara lebt in Deutschland, wo die Familie sie jedes Jahr besucht. Ein fast bildlicher Beitrag über die Felder: „Ich bin umringt von Sojafarmen. Es ist wirklich wie ein Stillleben. Es gibt nicht einmal Vögel.“

Während Juan den Mate auffüllt und weiterreicht, erzählt der Ingenieur Cerdá: „Den Schlüssel fanden wir im Austausch mit Juan über die Gestaltung der Wirtschaft. Zum Beispiel gab es viel Anbau von Sonnenblumen, aber Juan schlug vor, dies zu ändern.“

Kiehr: „Wir haben sie über Jahre hinweg mit Vorauslauf-Herbiziden (bevor die Saat wächst) angebaut. Aber der Boden wurde staubig, seltsam. Danach gab es Nacktschnecken und es musste wieder gespritzt werden, und noch einmal gegen das Unkraut, und danach gegen Plagen wie Engerlinge, bis ich sagte: Basta! Ich beschloss, mich mehr der Viehzucht zu widmen.“ La Aurora besitzt 297 Hektar Grundstück für Landwirtschaft und dazu 334 für Rinder geeignete Hektar (felsige Hügel und Tiefen).

Auf den Sonnenblumenanbau wurde verzichtet und es wurde mit einer Konsolidierungsarbeit hinsichtlich der Viehzucht begonnen (Aufzucht und auch Mast), als eine Grundlage, um die landwirtschaftliche Produktion wieder anzukurbeln, aber ohne Pestiziden. Cerdá: „Mit der Viehzucht erreichte man nicht so viel Gewinn wie mit der Landwirtschaft, aber sie diente als große Basis und Ergänzung, um eine von Inputs freie Weizen-, Hafer-, Gerste- und Sorghumhirse-Produktion in Angriff nehmen zu können.“


Schema und Erfolge


Die auf La Aurora angewandte Agroökologie, in wenigen Zeilen:
• Die gesunde, freie Viehzucht, ernährt auf natürlichen Weiden, mit Kälbern bis zu 500 Kilo und die dann als Export-Jungochsen verkauft werden, nährt den Boden mit Kot und Urin. Es gibt dort zwischen 600 und 700 Rinder. Juan hat strategisch 25 Tränkstellen eingerichtet (wo die Tiere auf natürliche Art und Weise misten), um die ganze Landoberfläche abzudecken.
• Der Boden wird dadurch gestärkt, bereichert, gedüngt und konserviert die Feuchtigkeit und die Nährstoffe besser. Er detailliert: So wahr es ist, dass ein Feed Lot jeden mit dem Fäulnisgeruch umwirft, auf dem die Tiere leben, so gibt es in La Aurora nie Kotgeruch.
• Die Pflanzungen auf diesen Böden werden mittels Mischkulturen angegangen, z.B. Hülsenfrüchte wie der Rotklee, der das Aufkommen von Unkraut verhindert und den Stickstoff fixiert, ein grundlegender Nährstoff des Bodens. Auf diese Weise wird seit 2001 durch die Polykultur vermieden, Dünger wie Harnstoff zu kaufen.
Der genährte und vitale Boden, zusammen mit Systemen, die einen natürlichen Lebensraum für Insekten ermöglichen, die außerdem noch Nutzen für das Ökosystem bieten, macht die Anwendung von Herbiziden, Fungiziden, Insektiziden und chemischen Düngemitteln nicht notwendig.



Es ist einfacher, all dies zu schreiben, als es zu machen, aber das Resultat (siehe Grafik) besteht darin, dass, ohne die Rinderzuchtgewinne mitzuzählen, Juan durch die Landwirtschaft fast dieselben Rendite wie die Nachbarfelder erreicht (10 % weniger), wobei aber die Ausgaben niedriger sind: 300 Dollar weniger pro Hektar im Falle von Weizen. Auf den 80 Hektar, die er dieser Tage bebaut, stellt das Ersparnis 24.000 Dollar dar, und es wird der Boden, das Wasser und wir alle von den Giftfluten gerettet, die immer weniger nützlich sind, und von den Chemikalien, die wenig und schlecht düngen: nur zwei oder drei der Nährstoffen gegen die 16 des natürlichen Prozesses auf La Aurora. Da diese Nährstoffe fehlen, ist die Pflanze schwach (obwohl unter dem Drogeneinfluss der Düngemittel) und so wird sie zum Opfer von Pilzen und Krankheiten, die zu neuer Anwendung von Fungiziden und Chemikalien zwingen, ein ewiges Karussell, dass diejenigen begünstigt, von denen wir ja schon wissen, wer sie sind.

Juan Kiehr vermeidet all dies, er gibt weniger aus, bekommt praktisch dasselbe, aber gesund und ohne künstliche Stimulatoren, und hat einen grösseren Gewinn (762 Dollar pro Hektar gegen die herkömmlichen 549), dazu die grösseren Rendite: Die Felder geben ihm 5,15 Dollar für jeden investierten Dollar zurück, gegen die 1,13, die der herkömmliche Bauer erwirtschaftet.

Cerdá: „Wenn das System mit Genmanipulation und Agropestiziden arbeitet, geschieht es wegen der enormen Ineffizienz und weil eine denaturierte Unternehmenslogik herrscht, ich würde sagen, wie ein Drogenabhängiger, auf der Basis von Chemie und Geld. Wir peilen eine gesunde Landwirtschaft an, die die biologischen Prozesse wieder herstellt, die Ressourcen nicht degradiert und produktiv effizient ist. Dies hinsichtlich auf das Unabhängig-Werden, des nicht an ein Modell gebunden werden, das vergiftet und verarmt.“

Schluss folgt in:

Text: aus „Mu. El periódico de lavaca“, August 2014
Fotos und Grafik: „Mu. El periódico de lavaca“, August 2014; Ing. Eduardo Cerdá.

Übersetzung ins Deutsche: Ruth Schwittay

LA QUE SE VIENE


La Aurora, en Benito Juárez


Parte 3


¿Se puede trabajar en el campo sin agrotóxicos ni fertilizantes, y ser rentable y eficiente?

El productor Juan Kiehr y el ingeniero Eduardo Cerdá organizaron un esquema agroecológico de producción, con mejores resultados que los campos dependientes de insumos de las corporaciones agroquímicas.

Como funciona


El campo utiliza semillas propias. Cerdá: “¿Cómo vas a patentar algo vivo, como pretenden los laboratorios, por más que le hayas metido un gen? Todo muestra que lo transgénico no es conveniente para el país, los ciudadanos y los productores. El alimento tiene un principio activo en la planta, destinado a lepidópteros, isocas, plagas, que lo consumimos las personas sin conocer sus efectos y capacidad de transfigurar evolutivamente. Esas semillas y transgenes no ayudan al productor, solo lo endeudan, y terminan provocando una extracción de la riqueza del suelo que regalamos vía exportación de granos para animales y aceite, sobre todo para China”.


Juan acota: “Y no es cierto que sea para alimentar al mundo, porque sobran alimentos. El problema es que están mal distribuidos. Lo hacen por puro interés comercial. Además, la Ley para Monsanto por las semillas me hace pensar en Colombia: la gente no puede tener sus propias semillas, es ilegal, se las queman si no son las que venden las corporaciones. 

Veo que aquí el gobierno impulsa esa ley, que es de derecha, pero también hacen cosas buenas con el IPAF (Instituto para la Pequeña Agricultura Familiar): es contradictorio, no sé si es un gobierno de derecha disfrazado de izquierda pero, claro, puede ser que me equivoque”.

La agroecología aplicada a este campo permitió además el aumento de stock ganadero, engorde más eficiente, y alta estabilidad en la producción (95 toneladas anuales). En la mayor sequia de los últimos 70 años (2008/9) murieron 15.000 cabezas por falta de alimento en la región. La Aurora no tuvo pérdidas, gracias a que el suelo y los pastos así trabajados resistieron la debacle.

¿Lo agroecológico tiene que ver con lo orgánico? Cerda: “Los orgánicos en esta zona hacen el mismo modele convencional, sin pesticidas”. La certificación de “orgánico” termina siendo el nicho supuestamente sano del mismo mercado fumigador, a precios prohibitivos. “Cuando los veo, hablan de que negocio hicieron, cuánto ganaron, nunca hablan del suelo, cómo trabajarlo. Sus campos son buenos, pero rinden mucho menos que La Aurora (1.000 kilos de trigo x ha contra 5.000), y usan fertilizantes químicos, que es como drogar a las plantas para que luzcan bien, con productos que perjudican el biosistema del suelo, y drenan hacia las napas subterráneas generando contaminación y toxicidad por nitratos y nitritos. Comprás una lechuga crujiente y colorida pero por los fertilizantes no sabes que perturbaciones pueden traerte. Lo orgánico no está teniendo una mirada agroecológica”.


Capital y motivación


Una frase: “Es importante destacar que las tecnologías que se utilizaron en este campo son de fácil apropiación por parte de los productores, dado que 110 requieren importantes sumas de capital, dependen más del ingenio, la complementación asesor-productor y la motivación que genera entender lo que uno está diseñando y manejando”, dice el libro de Sarandón-Flores en el capítulo sobre La Aurora, destacando que los resultados obtenidos “muestran las potencialidades de este enfoque para ser aplicado en sistemas extensivos (traducir: grandes campos) de clima templado como los de la Región Pampeana Argentina”.

Sigue el mate, Cerda al micrófono: “Juan pudo vivir sin sobresaltos, sus hijas pudieron estudiar, viajan, v aunque algunos vean la F100 como un símbolo de pobreza, Juan no se compra la 4x4 porque no le interesa estar simulando gastos para achicar impuesto a las ganancias, ni tener todos los costos que implica la 4x4. Está al día con todos sus impuestos y tiene todo el campo en blanco". Kiehr agrega otra hazaña: Jamás tuve que pedir un crédito

El INTA y otras entidades empezaron a acercarse de modo a veces sinuoso, y se han visto obligados a pronunciar con mayor frecuencia la palabra agroecología. Los visitantes se entusiasman, como pasa con una experiencia similar en Guadalupe Norte, Santa Fe: la Granja Naturaleza Viva de la familia Vénica.

En Agronomía de La Plata, Kiehr y Cerdá tuvieron a 400 estudiantes como público. “Eso me hace muy bien”, dice Juan, como retomando lo que su esposa Erna describe como años maravillosos. Se conocieron en Chaco a principios de los 70, ella como enfermera y el como integrante de una iglesia luterana, ambos colaborando con el pueblo qom, al que entonces llamaban toba. “Ese trabajo me transformó”, dice Juan. Entendí que significaba eso de no tener tantas cosas, pero ser más persona. Cuando volví me costaba adaptarme. Mis vecinos se la pasaban hablando del culo de esta o de aquella, y yo sentía un vacío.

Ahora estoy contento, haciendo algo que siento útil, conectándome con otra gente. Son cosas que agradezco, y me cambiaron la vida”.


Noticias chinas


Cerdá cuenta algo nuevo: “En Rosario estoy trabajando con productores sojeros, que empiezan a desandar el Camino de lo transgénico. No se hace de golpe, como un adicto no se cura de un día para el otro, pero se va confirmando que es factible hacerlo”.
Tal vez sea pura prudencia: en China la publicación que en Occidente se conoce como Science & Technology Abstracts Newspaper, del Ministerio de Ciencia y Tecnología, publico en abril un artículo que refleja la preocupación oficial por las consecuencias del consumo masivo durante casi dos décadas de alimentos derivados de la soja transgénica (forraje para sus animales y aceite), que por lo tanto contienen glifosato, que empiezan a relacionar con malformaciones infantiles, aumento de casos de cáncer, muchos de ellos inusuales, infertilidad y otras enfermedades. Debemos enfrentar los daños causados por la soja transgénica importada a 1,3 millones de chinos”, es el título del artículo de Mi Zhen-yu, teniente general y ex vicepresidente de la Academia de Ciencias Militares, entre otros cargos. 

Hipótesis: si en China, principal consumidor mundial de estas cosas, se están dando cuenta de lo mismo que aquí comprendieron los pueblos fumigados, productores como Juan Kiehr, o científicos como el fallecido Andrés Carrasco, es posible que este germinando un cambio grueso en toda esta historia. Tal vez algún día, como imagina Sarandón, la agroecología sea el nombre de toda la agronomía.

Mientras tanto, Cerdá está asesorando en Benito Juárez a un campo vecino, de la documentalista Valeria Mapelman, que en apenas dos años hizo su propia reconversión agroecológica y ya está resultando más rentable de lo esperado y de lo que hubieran ganado arrendándolo a pooles de siembra, que entran al negocio hasta que vuelan buitrescamente hacia otras burbujas.
Los pájaros han vuelto al campo.

Juan sonríe.

Además, se puede escuchar el silencio o mirar el horizonte con los pies en la tierra.
Todo es una novedad que se está diseñando día a día en La Aurora: como su nombre lo indica, tal vez signifique también alba, amanecer y mañana.

Texto: tomado de Revista Mu de agosto 2014, páginas 12 y 13.
Fotos: Revista Mu de agosto 2014; Ing. Eduardo Cerdá;
http://urgente24.com/areax/2013/01/monsanto-en-argentina-otra-prueba-del-globalismo-k/
http://www.laresistencia.mx/wp-content/uploads/2013/02/Fuera-Monsanto-de-Argentina.png
Traducción al alemán: Ruth Schwittay


WAS DA KOMMT


La Aurora, in Benito Juárez


3. Teil


Kann man Felder ohne Pestizide und Düngemittel bearbeiten, und dabei rentabel und effizient sein?
Der Landwirt Juan Kiehr und der Ingenieur Eduardo Cerdá haben ein agroökologisches Produktionsschema organisiert, mit besseren Resultaten als die von den Inputs der agrochemischen Konzerne abhängigen Felder.

Wie es funktioniert


Auf den Feldern werden eigene Samen angewandt. Cerdá: „Wie kannst du etwas Lebendiges patentieren, wie es die Labors verlangen, auch wenn du da ein Gen rein gesteckt hast? Alles zeigt, dass die Genmanipulation nicht das Richtige für das Land, für die Bürger und für die Landwirte ist. Das Lebensmittel hat einen für Falter, Engerlinge und Plagen bestimmten Wirkstoff in der Pflanze, den wir Menschen konsumieren, ohne Kenntnis über die Auswirkungen und die Fähigkeit, das Leben evolutiv zu verändern. Diese Samen und Genmanipulationen helfen dem Landwirt nicht, verschulden ihn nur und veranlassen eine Entnahme des Bodenreichtums, das wir über den Getreideexport für Tiere und Öle, besonders nach China, verschenken.“


Juan fügt hinzu: „Und es ist nicht wahr, dass es der Ernährung der Welt dient, denn es gibt mehr als genug Nahrung. Das Problem besteht darin, dass sie schlecht verteilt wird. Sie machen es nur aus rein kommerziellen Interessen. Dazu kommt, dass das Samengesetz für Monsanto mich an Kolumbien erinnert: die Leute können ihre eigenen Samen nicht mehr benutzen. Es ist illegal. Sie werden verbrannt, wenn sie so sind wie diejenigen, die die Konzerne verkaufen. Ich sehe, dass hier die Regierung dieses Gesetz fördert, aber sie macht auch Gutes über das IPAF (Institut für die kleine Familienlandwirtschaft): Es ist widersprüchlich. Ich weiß nicht, ob es eine als Linke verkleidete rechte Regierung ist, aber, ich kann mich natürlich vertun.“

Die auf diesen Feldern angewandte Agroökologie ermöglichte außerdem eine Zunahme der Rinderbestände, eine effizientere Mast und eine hohe Produktionsstabilität (95 Tonnen jährlich). Während der größten Trockenheit der letzten 70 Jahren (2008/9) verendeten in der Region 15.000 Tiere wegen fehlender Nahrung. La Aurora hatte keine Verluste zu verzeichnen, da dank des so bearbeiteten Bodens und den Weiden, konnte sie dem Debakel die Stirne bieten.

Hat das Agroökologische mit dem Organischen zu tun? Cerdá: „Die Bioproduktoren der Region machen dasselbe herkömmliche Modell, nur ohne Pestiziden.“ Die Zertifizierung „Bio“ wird schließlich zur vermeintlich gesunden Nische desselben spritzenden Marktes, zu unerschwinglichen Preisen. „Wenn ich sie treffe, reden sie von den Geschäften, die sie gemacht haben, wie viel sie gewonnen haben; nie reden sie über den Boden, wie man ihn bearbeitet. Ihre Felder sind gut, ergeben aber viel weniger als La Aurora (1.000 Kilo Weizen pro Hektar gegen 5.000), und sie wenden chemische Düngemittel an, was so viel ist, wie die Pflanzen unter Drogen zu setzen, damit sie gut aussehen, mit Produkten die das Bodenbiosystem schädigen und in das Grundwasser ablaufen, wobei Kontamination und Toxizität durch Nitrite und Nitrate entsteht. Du kaufst einen Salat, knackig und farbig, aber wegen des Düngemittels weißt du nicht, welche Störungen er bei dir mit sich bringt. Bio hat keinen agroökologischen Gesichtspunkt.“

Kapital und Motivation


Ein Satz: „Es ist wichtig hervorzuheben, dass die Bauer sich die auf diesen Feldern angewendeten Technologien sehr einfach aneignen können, denn sie erfordern keine großen Kapitalsummen, hängen mehr vom Einfallsreichtum, von der Ergänzung von Bauer und Berater und von der Motivation ab, die entsteht, wenn man versteht, dass man gestaltet und entscheidet“, steht im Buch von Sarandón-Flores im Kapitel über La Aurora, und hebt die erreichten Ergebnisse hervor: „Sie zeigen die Möglichkeiten dieses Ansatzes zur Anwendung bei extensiven Systemen (übersetzt: große Felder) mit gemäßigtem Klima, wie die der argentinischen Pamparegion“.

Der Mate geht die Runde weiter, Cerdá am Mikrofon: „Juan konnte problemlos leben, seine Töchter konnten studieren, sie reisen, und obwohl mancher den F100 als Armutszeichen ansehen, kauft sich Juan kein 4x4-LKW, weil er weder daran interessiert ist, Ausgaben zu simulieren, um die Einkommensteuer zu senken, noch die ganzen Kosten zu übernehmen, die ein 4x4-LKW mit sich bringt. Er hat keinerlei Steuerschulden und auch alle seine Felder sind rechtmäßig eingetragen." Kiehr erwähnt noch eine echte Leistung: Nie musste ich einen Kredit beantragen. 

Das INTA (Nationale Institut Landwirtschaftlicher Technologien) und andere Einrichtungen versuchten manchmal über Umwege näher zu kommen, denn sie sahen sich immer öfter gezwungen, das Wort Agroökologie in den Mund zu nehmen. Die Besucher sind begeistert, wie es auch mit einer ähnlichen Versuch in Guadalupe Norte, Provinz Santa Fe, geschieht: Der Bauernhof Granja Naturaleza Viva der Familie Vénica.

In der Landwirtschaftlichen Fakultät in La Plata haben Kiehr und Cerdá vor einem Publikum von 400 Studenten gesprochen. „Das tut mir sehr gut“, sagt Juan, und kommt darauf zurück, was seine Frau Erna als die wunderbaren Jahre beschreibt. Sie haben sich im Chaco zu Beginn der 70er Jahren kennengelernt, sie, als Krankenschwester und er, als Mitglied einer lutherischen Kirche, beide in einer Arbeit mit dem Qom-Volk, die damals noch Tobas genannt wurden. „Diese Arbeit hat mich verwandelt“, sagt Juan.

 „Ich verstand, was es bedeutet, nicht so viele Sachen zu haben, aber mehr Mensch zu sein. Als ich zurückkam, fiel es mir schwer, mich wieder anzupassen. Meine Nachbarn redeten nur von dem Hintern von dieser oder jener Frau, und ich verspürte nur  Leere.
Jetzt bin ich froh, während ich spüre, dass ich etwas Nützliches mache und mit anderen Leuten in Kontakt komme. Ich bin dankbar für diese Erlebnisse, sie haben mein Leben verändert.“

Chinesische Nachrichten


Cerdá erzählt eine Neuigkeit: „In Rosario arbeite ich mit Soja-Landwirten, die begonnen haben, den Weg der Transgenen wieder rückgängig zu machen. Es geht nicht auf einmal, wie ein Süchtiger nicht von einem Tag zum anderen gesund wird, aber es bestätigt sich, dass es machbar ist“.

Vielleicht ist es reine Vorsicht: In China gab im April die im Westen als Science & Technology Abstracts Newspapel bekannte Veröffentlichung einen Artikel heraus, der die offizielle Sorge wegen der Folgen des massiven Konsums während zwei Jahrzehnten der Transgen-Soja (Futter für die Tiere und Öl) ausdrückt und die also Glyphosat enthalten, was langsam immer mehr mit Säuglingsmissbildungen, immer mehr mit Krebsfälle, viele davon ungewöhnlich, Unfruchtbarkeit und andere Krankheit in Verbindung gebracht wird. Wir müssen mit dem durch Transgen-Soja an 1,3 Millionen Chinesen gemachten Schaden fertig werden", ist der Titel des Artikels von Mi Zhen-Yu, Generalleutnant und ehemaliger Vizepräsident der Akademie für Militärwissenschaften, unter anderen behandelten Themen. 

Hypothese: Wenn man in China, weltweit wichtigster Konsument von diesen Sachen, auf dasselbe kommt, was hier die bespritzten Ortschaften, die Landwirte wie Juan Kiehr oder Wissenschaftler wie der verstorbene Andrés Carrasco verstanden haben, ist es möglich, dass eine riesiger Änderung dieser ganzen Sache im Keimen ist. Vielleicht wird, wie es sich Sarandón vorstellt, die Agroökologie der Name für die gesamten Landwirtschaft.

Währenddessen, beratet Cerdá in Benito Juárez ein Nachbarfeld der Dokumentalistin Valeria Mapelman, die in knapp zwei Jahren ihre eigene agroökologische Umwandlung gemacht hat, die schon rentabler als erwartet, mehr abgeworfen hat als was sie durch Verpachtung an die Saatpools gewonnen hätten, die im Geschäft solante mitmachen, bis sie geierartig weiter zu anderen Platzblasen fliegen.

Die Vögel sind wieder auf das Feld zurückgekommen.

Juan lächelt.

Dazu kann man die Stille hören oder den Horizont mit den Füßen auf der Erde anschauen.
Alles ist eine neue Realität, die Tag für Tag auf La Aurora neu gestaltet wird: Wie es schon der Name sagt, vielleicht bedeutet er auch Dämmerung, Morgengrauen.
Text: aus „Mu. El periódico de lavaca“, August 2014
Fotos: „Mu. El periódico de lavaca“, August 2014; Ing. Eduardo Cerdá;
http://netzfrauen.org/2014/01/19/monsanto-mit-gift-und-genen-dieser-wahnsinn-muss-ein-ende-haben/; http://netzfrauen.org/2015/03/07/argentinien-fuehrt-widerstand-gegen-monsanto-argentina-takes-a-stand-against-monsanto/
Alicia Minetti
Übersetzung ins Deutsche: Ruth Schwittay