Er findet etwas merkwürdig
Zuerst hockt Isabel allein in den Erdbeeren. Dann kommt
Martin, einen abgebrochenen Ast hinter sich herziehend, vorbei und erklärt sich
bereit, beim Pflücken zu helfen. Und zuletzt gesellt sich auch Andreas noch
hinzu. Aber Isabel hat wenig Freude an den beiden. Sie muss sie immer wieder
ermahnen, wenigstens hin und wieder ein paar Beeren in die Schüssel zu tun.
Mit einem Male sagt jemand neben ihnen: „Die Post! Guten
Morgen!“ Briefträger Brünjes schwenkt eine Handvoll Drucksachen und Briefe.
„Und ein Einschreiben ist auch dabei.“
Wie Andreas den Zettel mit klebrigen Fingern unterschreibt,
weist Herr Brünjes eine Nagelbürste vor, die schon ziemlich abgenutzt ist, und
fragt, ob sie hierhergehöre. Er habe sie vor dem Gartentor gefunden.
„Mein Siff“, ruft Martin. „Das ist mein Siff inner
Badewanne.“
„Hier, mein Junge“, sagt Herr Brünjes und überreicht ihm die
Bürste.
„Dankä!“
„Bitte! Du bist aber ein braver Junge. – Wiedersehen!“
„Wiedersehen, Herr Brünjes! Schönen Dank auch unsererseits!
Mögen Sie ein paar Erdbeeren?“
„Bin so frei. Mm! Wie
Zucker! Auf Wiedersehen!“
Andreas sagt, er wolle Martin morgen, wenn er nach Bremen
fahre, ein richtiges Schiffchen mitbringen, mit einem kleinen Segel. „Wirf
diese räudige Angelegenheit mal in die Abfallgrube!“
Aber Isabel streckt die Hand aus: „Nein, gib her! Das ist
doch mein Festmachding für den Fensterflügel im Badezimmer, an dem der Haken
fehlt. Das brauche ich doch, damit das Fenster nicht zuschlägt.“
„Merkwürdig“, sagt Andreas und betrachtet gedankenvoll den
spärlich beborsteten Gegenstand. „Brünjes nennt dies Stück Holz eine
Nagelbürste. Martin sagt, es sei ein Schiff. Und du sprichst von einem
Festmachding. Was ist es denn nun in Wirklichkeit? Gibt es für ein und dasselbe
Objekt drei oder noch mehr oder sogar unendlich viele Wirklichkeiten? Sind
Namen Wirklichkeiten? Wird ein Ding durch einen Namen verwandelt? Hat der Namen
Zauberkraft?“
„Für mich? Für mich ist es zum Beispiel der mittlere Teil
eines vertrockneten Riesentausendfußes.“
Aus: Andreas von
Manfred Hausmann
Übersetzung ins Spanische: Ruth Schwittay
Algo le parece extraño
Primero Isabel está sentada sola entre las
frutillas. Luego pasa Martín, arrastrando una rama quebrada y se muestra
dispuesto a ayudar a cosechar. Y finalmente también se agrega Andreas. Pero
Isabel no está muy contenta con ambos. Cada tanto tiene que recordarles de
colocar algunas frutas en la fuente, aunque sea de vez en cuando.
De pronto alguien dice al lado de ellos:
"¡Correspondencia! ¡Buen día!" El cartero Brünjes muestra su mano
llena de cartas y correspondencia impresa. "Y también hay una
certificada."
Mientras Andreas firma el papel con los
dedos todos pegoteados, el señor Brünjes muestra un cepillito de uñas bastante
gastado y les pregunta, si es de ellos. Que lo encontró delante del portón del
jardín.
"Mi baco", dice Martín. "Ese
es mi baco de la bañera."
"Tomá, hijo", dice el señor
Brünjes y le alcanza el cepillo.
"¡Grashias!"
"¡De nada! Qué buen chico que sos. –
¡Hasta pronto!“
"¡Hasta pronto, señor Brünjes! ¡Muchas
gracias también de nuestra parte! ¿Quiere probar unas frutillas?"
"Con gusto. ¡Hmm! ¡Dulces! ¡Hasta
pronto!"
Andreas dice que mañana, cuando vaya a Bremen,
le va a traer un barquito de verdad a Martín, uno con una pequeña vela.
"¡Tirá esa cosa roñosa al pozo de basura!"
Pero Isabel extiende su mano: "¡No,
dame! Esa es mi cosa de fijar para el ala de la ventana en el baño, al que le
falta el gancho. Lo necesito para que no golpee la ventana."
"Qué extraño", dice Andreas
observa pensativo el objeto unas pocas cerdas. "Brünjes llamó a este
pedazo de madera un cepillo de uñas. Martín dice que es un barco. Y vos hablás
de una cosa para fijar. ¿Qué será en realidad? ¿Puede ser que para el mismo
objeto haya tres o más o incluso infinitas realidades? ¿Son realidades los
nombres? ¿Se transforma una cosa por un nombre? ¿Puede un nombre tener poderes
mágicos?"
"¿Y qué representa para vos?"
pregunta Isabel.
"¿Para mí? Para mí por ejemplo es la
parte central de un ciempiés gigante seco."
Tomado de: Isabel, de Manfred Hausmann
Traducción al castellano: Ruth Schwittay
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