19 dic 2012


Sagen Sie mal, Anna...

Interviews mit Personen der Bibel

Was die Großmutter Jesu über ihren Enkel denkt

 ...da reden alle Christen davon, wie wichtig die Großeltern für die Enkel sind - und Sie werden nirgendwo in der Bibel erwähnt - obwohl sie die Oma Jesu waren!

Anna: Hören Sie auf mit Familienromantik. Unsere ganze Sippe war sehr ungewöhnlich. In Ihrer Zeit würden wir wohl als Außenseiter gelten.

Die heilige Großfamilie Außenseiter? Warum das?

Anna: Schauen Sie sich doch mal unser Schicksal an. Jahrzehnte lang wurde ich missmutig beäugt als Kinderlose...

 Das ist doch keine Schande!

Anna: ...dann wird Maria - ledig, jung, weiblich - ungewollt schwanger. Ihr Verlobter, Josef, machte Gottseidank kein Drama draus. Schon wieder tuschelten die Leute.

 Das Tuscheln verging ihnen, als klar war, wen Ihre Tochter da geboren hatte: den Sohn Gottes!

Anna: Das sprach sich in Nazareth erst herum, als Jesus schon ein erwachsener Mann war.

 Besuchten Sie denn oft Ihren Enkel?

Anna: Natürlich. Mein Schwiegersohn arbeitete in der Zimmerei, Maria war mit Jesus und seinen kleineren Brüdern ziemlich eingespannt. Meine Hilfe und Unterstützung kam ihr da gerade recht.

 Man sagt, Jesus sei ein ganz besonderes Baby gewesen.

Anna: Ach was. Auch das entspringt eher Ihrer Heile-Welt-Vorstellung. Jesus war ganz Kind, ein ebenso versonnener wie eigensinniger Racker, der mich oft mit seinem unwiderstehlichen Knabenblick um den Finger wickelte. So sehr er als Kind an mir und seiner Mutter hing, so hart war sein späteres Verhalten gegenüber Maria. Einmal reiste sie ihm nach, und er verleugnete sie schlicht. Das hat mir als Großmutter sehr weh getan.

 Wann ging Ihnen denn auf, dass Jesus der Sohn Gottes war?

Anna: Spät, spät. Sein Tod hat mich überzeugt. Die Leute sprachen äußerst respektvoll von ihm. Viele berichteten, er habe sie geheilt. Einige meinten, er sei ihnen nach seinem Tod begegnet. Das Leuchten in ihren Augen hat mich überzeugt. Ab und zu kamen auch Menschen aus seinem Anhängerkreis und brachten mir eine ähnliche Ehrfrucht entgegen wie Maria. Ich mochte das nicht besonders, es war mir lästig. Ich hatte doch keine Verantwortung dafür, dass mein ältester Enkel der Messias der Welt war!

 Etwas geahnt haben müssen Sie schon. Denn die Art, wie Ihre Tochter Maria gezeugt wurde, hatte etwas äußerst Mysteriöses.

Anna: Mysteriös? Ich war alt, das stimmte. Aber ansonsten ist alles ganz menschlich gewesen zwischen Joachim und mir. Oder was meinen Sie mit Ihrer Frage?

 Man sagt, Sie hätten Maria »unbefleckt« empfangen, durch einen Kuss Ihres Mannes.

Anna: Allein schon dieses Wort: »Befleckung«! Als sei die körperliche Liebe etwas Unreines! Um endlich mal mit diesen unwürdigen Klapperstorch-Legenden aufzuräumen: Joachim war mehrere Wochen lang in der Wüste gewesen, hatte zu Gott gefleht, er möge uns ein Kind schenken. Als er zurückkam, erfüllte eine lange nicht empfundene Wärme unsere reifen Körper. Es war himmlisch... und endete in einer wundervollen Erfüllung. Als ich schwanger wurde, wussten wir: Dies ist ein Kind der Liebe.

 Auch um Jesu Zeugung ranken sich viele Berichte und Legenden...

Anna: Ich habe davon gehört. Ich bitte um Verständnis: Zu diesem heiklen Thema denke ich mir meinen Teil und möchte mich nicht öffentlich äußern.

Zur Person

Sie war die Großmutter Jesu und wird trotzdem nicht in der Bibel erwähnt: Anna (hebr., »Gnade«), die Mutter Marias. Bis ins hohe Alter blieben sie und ihr Mann Joachim kinderlos. Als Joachim sich zum Fasten in die Wüste zurückzieht, verkündigt ein Engel den beiden Nachwuchs. An der Goldenen Pforte begrüßt Anna ihren zurückkehrenden Mann; der Begrüßungskuss wird später von Künstlern als »unbefleckte Empfängnis« dargestellt. Ihre Tochter Maria gibt sie, einem Gelübde folgend, mit drei Jahren zur Erziehung in den Tempel. Der Legende nach zeugt sie auch mit ihren beiden späteren Ehemännern Kleophas und Salomas Töchter, die ebenfalls auf den Namen »Maria« getauft werden.

Quelle:

Evangelium des Jakobus (nach 150 geschrieben, nicht in die Bibel aufgenommen)

Interview: Uwe Birnstein
Foto: sob
"Jungfrau und Kind mit der heiligen Anna",
Albrecht Dürer 1519, New York, Metropolitan Museum of Art.

Dígame, Ana...

Entrevistas con personas de la Biblia

Lo que la abuela de Jesús piensa sobre su nieto

 ...muchos cristiano hablan de lo importante que son los abuelos para sus nietos. Y a pesar de que era la abuela de Jesús, ¡nadie la nombra siquiera en la Biblia!

Ana: Déjese del romanticismo familiar. Toda nuestra estirpe era muy poco común. En los tiempos de ustedes nosotros seguramente seríamos considerados excluidos.

¿La familia sagrada, excluidos? ¿Por qué?

Ana: Vea nuestro destino más en detalle. Por décadas me miraban de reojo porque no tenía hijos...

¡Pero eso no es una vergüenza!

Ana: ...y después María queda embarazada, involuntariamente, siendo soltera, joven, femenina. Su novio, José, gracias a Dios, no lo tomó a mal. Y otra vez chusmeaba la gente.

El chusmerío se les acabó, cuando tomaron conciencia a quién había parido su hija: ¡al mismísimo Hijo de Dios!

Ana: De eso se enteraron en Nazaret recién cuando Jesús ya era un hombre adulto.

 ¿Lo visitaba mucho a su nieto?

Ana: Por supuesto. Mi yerno trabajaba en la carpintería, y María estaba bastante ocupada con Jesús y sus hermanos menores. Mi ayuda y mi apoyo le venían muy bien.

Se dice que Jesús ha sido un bebé muy especial.

Ana: Pero no. Eso también se desprende de su idea del mundo ideal. Jesús era como cualquier niño, un travieso tan soñador como obstinado, que muchas veces me tomó el pelo con su mirada irresistible de pibe. De la misma manera que estaba pegado a mí y a su madre, tan dura era su actitud más tarde frente a María. Una vez viajaron, siguiéndolo, y él simplemente los ignoró. Eso me dolió mucho como abuela.

¿Y cuándo se dio cuenta que Jesús era el Hijo de Dios?

Ana: Tarde, tarde. Su muerte me terminó de convencer. La gente hablaba con mucho respeto de él. Muchos comentaban que los había curado. Otros, que se les había aparecido después de muerto. El brillo de sus ojos me convenció. De vez en cuando también venía gente de su círculo de seguidores y me demostraban el mismo respeto como a María. A mí eso no me gustaba demasiado, me molestaba. El hecho de que mi nieto mayor fuera el Mesías del Mundo no era mi responsabilidad.

Usted debió haber intuido algo. Porque la manera en que fue concebida su hija María tiene mucho de misterioso.

Ana: ¿Misterioso? Yo ya era vieja, es cierto. Pero por lo demás todo ocurrió de manera muy humana entre Joaquín y yo. ¿O a qué se refiere con su pregunta?

Se dice que usted concibió a María “sin mácula”, por medio de un beso de su marido.

Ana: Ya sólo esa frase: ¡”mácula”! ¡Como si el amor físico fuese algo impuro! A ver si por fin podemos aclarar esta leyenda indigna de la cigüeña. Joaquín había estado varias semanas en el desierto, le había rogado a Dios para que nos regale un hijo. Cuando volvió, una calidez, que no habíamos sentido por mucho tiempo, llenó nuestro cuerpo. Fue lo más... y terminó en un cumplimiento maravilloso. Cuando quedé embarazada, supimos: Este es un hijo del amor.

Alrededor de la concepción de Jesús se tejen muchas historias y leyendas...

Ana: Escuché de eso. Pido que me comprendan: Respecto de ese tema delicado pienso lo mío y no quiero expresarme públicamente. 

Datos personales

Era la abuela de Jesús y sin embargo no es mencionada en la Biblia: Anna (hebr., “Gracia”), la madre de María. Hasta edad avanzada ella y su esposo Joaquín no tuvieron hijos. Cuando Joaquín se retiró al desierto para ayunar, un ángel le anunció descendencia a ambos. En la Puerta de Oro Ana saluda a su marido que regresa; el beso del saludo más tarde es representado por artistas como la "concepción inmaculada". Fiel a una promesa, entrega a su hija María a los tres años para su educación en el templo. Según la leyenda, también concibe hijas con sus dos posteriores maridos Cleofás y Saloma, las cuales también son bautizadas con el nombre de "María".

Fuente:

Evangelio apócrifo de Santiago (escrito 150 años después, no fue incorporado a la Biblia)
Entrevista: Uwe Birnstein
Foto: http://www.yatego.com/kunst-fuer-alle/p,4cf08705cebc6,4cdc1c666d0e95_3,leonardo-da-vinci-die-heilige-anna-selbdritt-49
Traducción: Ruth Schwittay

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