So sieht man uns von Europa aus...
Zwischen Hektik und Melancholie
Auf der zehnspurigen Avenida 9 de Julio staut sich der
Verkehr. Taxis drängeln sich hupend aus den schmaleren Seitenstraßen in das
Chaos, zwischendrin versuchen Fußgänger, die fußballplatzbreite Straße zu
überqueren. Ein Nachmittag in Buenos Aires.
Dunkelbraune Holztische, sanfte Tangoklänge, große
Kaffeetassen, Zigarettenqualm, am Tresen ein müder Kellner in weißem Jackett.
Am Nebentisch beugt sich jemand über ein dickes Buch, in der Ecke spielen zwei Männer
Schach, ohne sich von der erregten Diskussion ihrer Nachbarn ablenken zu
Lassen. Am Nachmittag in Buenos Aires.
Die argentinische Hauptstadt lässt sich nicht einordnen, in
keine Schublade pressen: Sie ist laut und schmutzig, hat aber auch stille, verschwiegene
Ecken. Jung-dynamische, handybewehrte Geschäftsleute bekommen plötzlich einen
melancholischen Blick, wenn aus einem Musikgeschäft die Stimme Carlos Gardels
dringt, und in Kiosken liegen in friedlicher Eintracht Videos über die
Weltkarriere von Diego Armando Maradona neben sozialwissenschaftlichen Studien.
Tango
Anfang des 20. Jahrhunderts war die Pariser Boheme
begeistert: Aus dem Süden Amerikas kam ein ganz neuer, unerhörter Tanz. Zur
lasziven Musik im Zweivierteltakt vollführten die Tänzer einen erotisch
angehauchten Balanceakt. Tango (lat.: ich berühre) hieß die neue Musik, und sie
stammte aus La Boca, dem Hafenviertel
von Buenos Aires.
Der Tango war die Musik der armen Vorstadt. Die rüden Texte
im Slang, im Lunfardo, erzählten vom
Leben in den Hafenkneipen und Bordellen von La
Boca, handelten von Armut und Verlust, von Streiks und enttäuschter Liebe.
Als „einen traurigen Gedanken, den man tanzen kann“ beschrieb der Tangodichter
Enrique Santos Discépolo die Musik. Nachdem sie in den Salons von Europa
Triumphe gefeiert hatten, wurden die Unterschichtklänge geadelt. Zunächst
spielte man den Tango auf Flöte, Gitarre und Geige, später kam das Klavier
hinzu. Das Bandoneon schließlich, eine Knopfharmonika, die der Krefelder Hans
Band (1821-1860) um 1845 erfunden hatte, gab dem Tango seinen unverwechselbaren
Klang.
Mit der Zeit mäßigten sich die Tanzschritte und Texte.
Musiker wie Carlos Gardel, Ignacio Garsini, Enrique Sanos Discépolo, Rosita
Quiroga und Tita Merello waren die Tangokönige der 20er und 30er Jahre. In den
50er Jahren verknüpfte zunächst Astor Piazzola, später auch andere Musiker den
Tango mit moderner Klassik, mit Jazz- oder Rockklängen. Heute hört und tanzt de
Tango jede und jeder – ob auf der Plaza Dorrego oder in einer der Tangobars.
Günter Wessel in Argentinien
von Polyglott.
Fotos:
Así nos ven desde Europa...
Entre ajetreo y melancolía
El tráfico de los diez carriles de la
Avenida 9 de Julio está congestionado. Los taxis tratan de meterse en ese caos
a los bocinazos desde las calles laterales más angostas; en medio de todo ello,
los peatones tratan de cruzar la calle ancha como un campo de fútbol. Una tarde
en Buenos Aires.
Mesas de madera oscura, el suave son de un
tango, las grandes tazas de café, el humo de cigarrillo, en el mostrador un
mozo cansado con chaqueta blanca. En la mesa de al lado alguien se inclina
sobre un libro voluminoso, en el rincón, dos hombres juegan al ajedrez sin
permitir que la discusión acalorada de sus vecinos los distraigan. Por la tarde
en Buenos Aires.
La capital argentina no es clasificable, no
se deja encasillar: es ruidosa y sucia, pero también
presenta rincones silenciosos, discretos. Comerciantes jóvenes y dinámicos, armados de celulares, cuando desde un negocio de música
se abre paso la voz de Carlos Gardel, de repente presentan una mirada melancólica, y en los kioscos los videos sobre la carrera mundial de
Diego Armando Maradona se encuentran en convivencia pacífica con estudios científicos sociales.
presenta rincones silenciosos, discretos. Comerciantes jóvenes y dinámicos, armados de celulares, cuando desde un negocio de música
se abre paso la voz de Carlos Gardel, de repente presentan una mirada melancólica, y en los kioscos los videos sobre la carrera mundial de
Diego Armando Maradona se encuentran en convivencia pacífica con estudios científicos sociales.
Tango
A principios del siglo 20, la bohemia
parisina se encontraba muy entusiasmada: Desde Sur de América había llegas una
danza muy nueva y escandalosa. Al son de una música sensual al ritmo de dos
cuartos, los bailarines realizaban un acto de equilibrio con toque erótico. Es
nueva música se llamaba tango (del latón: yo toco) y era originaria de La Boca,
un barrio portuario de Buenos Aires.
El tango era la música del suburbio pobre.
Los rudos textos en la jerga, en lunfardo, contaban de la vida en los boliches
y los prostíbulos portuarios de La Boca, trataban de pobreza y abandono, de
huelgas y amores no correspondidos. El poeta tanguero Enrique Santos Discépolo
describió esta música como "un pensamiento triste que se baila".
Luego de celebrar grandes triunfos en los salones de Europa, los sones de la
clase baja pasaron a pertenecer a la aristocracia. En un primer momento, el tango
se tocaba con flauta, guitarra y violón, más tarde se agregó el piano. Lo que
finalmente le dio al tango su sonido inconfundible fue el bandoneón, un
acordeón a botonera creado alrededor de 1845 por Hans Band (1821-1859) de
Krefeld.
Con el tiempo se moderaron tanto los pases
de baile como los textos. Músicos como Carlos Gardel, Ignacio Garsini, Enrique
Sanos Discépolo, Rosita Quiroga y Tita Merello fueron los reyes del tango
durante los años 20 y 30. Durante los años 50, en primer lugar Astor Piazzola,
más tarde también otros músicos vincularon el tango con la música clásica
moderna, con sonidos de jazz o rock. Hoy en día todos y todas escuchan y bailan
tango - ya sea en la Plaza Dorrego o en uno de los tango-bares.
Günter Wessel en Argentinien de Polyglott.
Traducción: Ruth Schwittay
Traducción: Ruth Schwittay
Fotos:
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